martes, 15 de noviembre de 2011

POESÍA Y FLAMENCO


Alcalá de Henares, Casa Don Pablo
10 de noviembre 2011

“Cuando el poema era la música, era tu piel la que bailaba”

Cerca de la Puerta de Madrid, casi donde confluían antaño el río Henares y el Camarmilla, alrededor de los campos más fértiles que mantenían la riqueza de las villas, el canto al futuro de un alma en verso vagó hasta el límite de una estética insostenible por la belleza.  Libre y sobredeterminada, a veces geométrica, como indicando con el gesto la ecuación de la palabra que construye el cuerpo, dejó rendirse al flamenco a su pose más natural, e hizo de la pasión lo que enamoró el canto.  El encuentro, a diferencia de los ríos legendarios, era imposible, y fue éste mismo no encuentro el que recreó un espacio donde todo lo probable, certificado y transformado por su cuerpo perseguido, factible en la escenificación sobre el mundo, invitaba a seguir precisamente, ese imposible.

Despertaron a la presentación del poeta, aceptaron la invitación a poner un pie en el futuro sin darse si quiera cuenta, fue un deseo oculto a la revelación de la propia mirada, que irrumpió en la cotidianeidad para más de 70 espectadores arrebatados por el asombro, la emoción y el estremecimiento que se suscita cuando una verdad del hombre es arrancada de la bruma. 

La POESÍA y el FLAMENCO hoy en Alcalá de Henares, entabló una conversación sin precedentes, sin vencedores ni vencidos, una transformación del amor en el arte, para lo que la guitarra construyó su puente de melodías. 

Si dejaron de pensar cuando su piel fue el néctar del sonido dando forma al símbolo, si penetraron en la voz del verso como un deseo que tiembla permanente, si se preguntaron quiénes eran cuando acaeció “La Muerte del Hombre”, y leyeron el tríptico que tenían en sus manos con la fuerza de “El Pobre Hombre” que abraza el sueño de un trabajador.  Si dibujaron las figuras y los versos rompiendo los cimientos del papel, si aplaudieron con la sencillez y la alegría de un niño, y su corazón bombeó al ritmo de los tambores acompañantes del vigoroso taconeo.  Si anoche entre sueños escucharon algún verso persistente mientras una ‘bailaora’ arremolinaba el viento, si sus piernas no le respondieron cuando finalizó el acto, porque esperaba un poema más, un baile más, otra respuesta más, tal vez, ese final fue la marca de otro comienzo. 

Después del espectáculo, de la fiesta inesperada, nadie se quería ir.  Los psicoanalistas, los escritores, los poetas, los trabajadores bailaron, mostrando al mundo una nueva manera de vivir, inspirados por una portentosa puesta en escena sostenida por la palabra, que toma lo mejor de la poesía en los versos de Miguel Oscar Menassa y lo más espléndido del  flamenco en el baile de Virginia Valdominos. Una unión sin unión, que se alimenta del goce y el saber de los dos artistas.  

Gracias por haberlo disfrutado y regalarnos vuestro goce.

Susana Lorente.

Agradecimientos: Doctor Carlos Fernández del Ganso

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