martes, 13 de octubre de 2015

LO QUE YO ESCRIBO SE PUEDE MOSTRAR

Frenesí del viento en que me asomo, 

ventana de este otro mundo en que nada conozco y soy yo misma, 
tiempo salvaje de una memoria que retorna sin cesar 
en mi cuerpo perlado por un baño de luna.

Aquí está mi mundo, 
aquí mi tiempo de amores perecederos bajo la tez del papel.

Estoy aquí, venid por mí, 
soy la sombra de lo no dicho, 
el cruel desatino de la mirada omnipresente de la noche 
que no despierta en luz,
el abanico de silencios en medio de tu boca desperdiciada a la locura, 
dejándome sin beso, sin muerte, sin soledad.

Vengan a ver señores y señoras la vida plena
en una lágrima de alegría por el encuentro con un verso, 
los tambores llaman, ¿escuchan algo?, 
toca la vida y blanden las cortinas, 
los muros respiran, salta el universo en mil pedazos 
y caigo sobre ti, rota.

Y si busco tu mirada es porque, a veces, no soy una mujer.

Vengan ciegos a la grieta que espanta, al brazo que no existe, 
a los ojos torcidos por la compasión,
Dioses del mundo vengan, ríndanse a nuestros pies.

Somos los vivos, los cazadores de la luminosidad de los rayos del sol
y nada nos pertenece,
damos lo que se merece a quien se doblega a semejante pasión.

Hoy os entrego mi desnudez celestial, mi alma perversa, 
mi rostro sangrante de tormenta, lo nada natural de la vida,
mi sueño reparador de esta noche en que dejo de mirar,
para comenzar a recorrer el mundo.

Susana Lorente

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