lunes, 2 de noviembre de 2015

Poema a mis 42 años

Hoy me persigue un poema que no sé si podré escribir,
algo de mí me abandona,
un pasado de trote silencioso me habla de un año lleno de despidas, 
de esas que parten el corazón y evocan esos tiempos infantiles 
en que parecía que a nada había que renunciar para crecer.
Hoy son nuevos encuentros, historias que por ser escritas 
guiarán mis pasos lejos de las nubes, 
en un cielo sin retorno del que huir es imposible.
Porque escapar nunca pude de mí misma,
por eso me calzo mis zapatillas de espartana 
con la fuerza de las promesas en mis talones, 
y dejo que un deseo vacío,
en que todo cambia y a la vez permanece,
deje volar los fantasmas del rencor
hacia el barco del trabajo y el amor.
Allí será posible que el temor no anquilose mis manos,
allí en que el sueño se esfuma por una realidad,
para que la vida pueda ser vivida en el abismo, 
donde todo difiere para poder el amor.
Y aunque algo me ensombrezco con el vuelo,
la valentía de nuevos libros, los hijos al mundo, 
las gotas de lluvia que reflejarán el haz luminoso de las posibilidades,
los pétalos dorados de las luces nocturnas de este bosque solitario,
brindarán a la alegría el encuentro con lo desconocido
y convocarán el tiempo que circunda mi mirada
la edad del vuelo y el despertar de pájaros arrancados a la libertad.

Susana Lorente


Cuadro: Joaquín Sorolla

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